
A partir de marzo de 2025, el gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, aplicará un arancel del 25% a diversas importaciones provenientes de la Unión Europea. Según un informe de ING, esta medida podría tener un impacto significativo en Irlanda, cuyas exportaciones hacia EE. UU. representan el 10,1% de su PIB, en contraste con la media de la UE, que es del 2,9%.
En una entrevista con Ciarán Hancock en el pódcast Inside Business de The Irish Times, Smurfit calificó estos aranceles como “muy perjudiciales” y “realmente negativos para Estados Unidos y para el resto del mundo”. Explicó que la medida afectará directamente el comercio de Smurfit WestRock entre EE. UU. y México, así como su planta en Canadá, donde emplea entre 3.000 y 4.000 trabajadores.
“Nuestra planta en Canadá estará en riesgo porque es una fábrica grande que vende la mayor parte de su producción a Estados Unidos y se trata de un producto básico”, señaló. “Por lo tanto, si se impone un arancel del 25% sobre el papel que entra a EE. UU., lo encarece considerablemente y simplemente no funcionará”.
Smurfit también mencionó que podría haber medidas compensatorias. “Existen productos de papel que se exportan de EE. UU. a Canadá, por lo que probablemente haya un arancel compensatorio que podría mitigar ese impacto. Evidentemente, trabajaremos en ello y veremos cómo se desarrolla la situación, pero en este momento todo es muy incierto”.
El impacto económico de los aranceles podría extenderse a otros sectores, incluyendo la industria farmacéutica irlandesa, que exporta bienes por un valor de 72.000 millones de euros anualmente a EE. UU. y paga impuestos en Irlanda sobre esos productos. Smurfit afirmó que los aranceles podrían afectar “potencialmente en todas partes”, desde embalajes de alimentos en Italia hasta envases de champán en Francia. “Pero, al final del día, suministramos productos que la gente quiere y necesita. La única cuestión es cuál será la destrucción de la demanda debido a los aranceles, y eso es algo que nadie puede predecir”.
A pesar de la incertidumbre, Smurfit expresó su confianza en que “al final prevalecerá la razón”. Sin embargo, señaló que la decisión de imponer estos aranceles podría tener consecuencias globales. “En realidad, cuando Trump fue elegido, no creí que llevaría adelante los aranceles porque pensé que sería un suicidio económico para Estados Unidos. Pero, evidentemente, la consecuencia para el resto del mundo está ahí”.
El Taoiseach Micheál Martin también se refirió a la situación, destacando la relación comercial entre Irlanda y EE. UU. “Es una vía de doble sentido”, dijo, mencionando que más de 700 empresas irlandesas generan más de 200.000 empleos en Estados Unidos. No obstante, calificó los aranceles como “perjudiciales para el comercio, las empresas y también para los consumidores”.
“Esperamos que, con el tiempo, estas cuestiones se estabilicen y se puedan llevar a cabo negociaciones comerciales para llegar a un punto en el que las partes puedan adaptarse”, agregó Martin.
Por su parte, la Comisión Europea respondió a la decisión de EE. UU. reintroduciendo aranceles previamente suspendidos y aplicando nuevas medidas en represalia contra lo que considera “restricciones injustificadas”. Entre las recientes disposiciones, EE. UU. impondrá un arancel del 25% a las importaciones de acero, aluminio y productos que contengan estos metales.
El director ejecutivo de Coca-Cola, James Quincey, también abordó el tema durante una llamada de resultados, indicando que la compañía podría verse obligada a volver a utilizar botellas de plástico si el arancel sobre el aluminio incrementa demasiado los costos. No obstante, advirtió contra la exageración del impacto de estas medidas en una corporación multinacional.