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Empaques biodegradables: desafío y oportunidad para la industria alimentaria

El sector busca alternativas sostenibles pese a costos y barreras técnicas

La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad estratégica para la industria alimentaria, especialmente en el uso de empaques. Las empresas enfrentan el reto de reducir su impacto ambiental, y los materiales biodegradables surgen como una posible solución. Sin embargo, su implementación implica costos elevados, cambios en la cadena de producción y la adaptación de los consumidores. 

Estos materiales están diseñados para degradarse en compuestos naturales a través de microorganismos, con el objetivo de reducir la contaminación por plásticos. Entre los más utilizados se encuentran el ácido poliláctico (PLA), derivado del maíz, y los polihidroxialcanoatos (PHA), producidos por bacterias. También se han desarrollado opciones en fibras naturales y papel recubierto. 

A pesar de sus beneficios, su adopción enfrenta barreras. La producción de estos empaques es hasta un 50% más costosa que la de plásticos convencionales debido a la especialización de sus materias primas. Además, en Latinoamérica la infraestructura para el reciclaje y compostaje es insuficiente, lo que limita su eficiencia. Otro desafío es la falta de información sobre su correcta disposición, lo que puede afectar su impacto ambiental. 

Las regulaciones están impulsando el uso de estos empaques. Normativas en la Unión Europea y países como México exigen soluciones más sostenibles, abriendo oportunidades de mercado para empresas que los adopten. Además, los consumidores muestran una creciente preferencia por productos con empaques ecológicos, según estudios de Nielsen. 

Algunas compañías han avanzado en esta transformación. Nestlé lanzó en 2022 cápsulas de café compostables en México y Brasil, mientras que Danone incorporó botellas de PLA en su línea de productos lácteos. En el ámbito de la innovación, la startup mexicana Ecoplásticos ha desarrollado empaques biodegradables a partir de residuos agrícolas. 

La transición hacia materiales biodegradables sigue siendo un desafío para la industria alimentaria. No obstante, la combinación de normativas más estrictas, avances tecnológicos y una mayor conciencia del consumidor podrían acelerar su adopción. Para ello, será clave la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad, garantizando una infraestructura adecuada y fomentando la educación ambiental. 

Fuente
The FoodTech
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