La digitalización empieza con las personas
Por Antonio Lemos, presidente de Voith Paper en América del Sur
He acompañado de cerca la jornada de transformación digital en el sector de papel y celulosa y puedo afirmar con convicción: no existe tecnología capaz de sustituir el valor humano en este proceso. Las herramientas digitales, los sistemas inteligentes y los algoritmos solo tienen sentido cuando hay personas comprometidas, dispuestas a comprender el propósito detrás de los cambios y a aplicarlos de manera que generen resultados reales.
Recientemente viví un momento que me marcó profundamente. En una de las plantas con las cuales mantengo una larga relación profesional, pude percibir cómo la digitalización solo ocurre de forma efectiva cuando el equipo abraza la causa. Vi a operadores, técnicos, gestores y líderes de diferentes áreas participando en discusiones, intercambiando ideas y mostrando disposición para aprender, todos conscientes de que estaban contribuyendo a un nuevo capítulo en la historia de esa unidad.
Esa experiencia reforzó en mí la convicción de que la transformación digital es, antes que nada, una transformación cultural. Se trata de personas. De crear un ambiente en el que cada colaborador entienda el impacto de su trabajo y se sienta parte del proceso de innovación. Sin esto, cualquier inversión en tecnología pierde fuerza.
Más que implementar sistemas, sensores y plataformas, es necesario preparar a las personas para pensar de manera digital, con agilidad, apertura a lo nuevo y sentido de colaboración. Y esa preparación no se da únicamente por medio de entrenamientos técnicos, sino también a través del diálogo, de la escucha y de la valoración del conocimiento que cada uno posee. Al fin y al cabo, quienes conocen el proceso en la práctica son quienes pueden indicar los caminos más inteligentes para volverlo digital.
En Voith, hemos buscado justamente eso: promover la innovación basada en la confianza y en el protagonismo de los equipos. Cuando el liderazgo se hace presente y demuestra que cree en el potencial de las personas, el compromiso crece. Es en ese momento que las soluciones digitales dejan de ser una imposición y pasan a ser una conquista colectiva.
La digitalización es un camino sin retorno, y puedo decir que por fortuna es así. Pero solo genera resultados sostenibles cuando se recorre con las personas en el centro de la jornada. Son ellas las que hacen que la tecnología funcione, las que garantizan la calidad de los procesos y las que transforman los datos en valor. En ellas reside el verdadero motor de la innovación.




